Dos automovilistas golpean a un ciclista por altercado vial

En un ataque de furia dos automovilistas golpearon a un ciclista que accidentalmente golpeó el espejo retrovisor del automóvil de uno de ellos que se encontraba estacionado en doble final; el ciclista además de haber sido golpeado por dos hombres en un artero ataque que le causó lesiones, es detenido de forma ilegal para posteriormente acusarlo de portación de arma ilegal, en un despliegue de abuso de poder cometido por policías municipales y estatales del Estado de México.

Los hechos ocurrieron el 15 de febrero 2018 alrededor del mediodía en Tlalnepantla, cuando Adrián López de 28 años de edad y médico homeópata por el Instituto Politécnico Nacional, circulaba en su bicicleta por las inmediaciones de Calzada Santa Cecilia y Avenida de los Cipreses, en Tlalnepantla, Estado de México, cuando accidentalmente golpeó con su codo el espejo retrovisor del Toyota Yaris con placas de circulación H01-AEK, que se encontraba estacionado en doble fila sobre Calzada Santa Cecilia, en el municipio de Tlalnepantla en el Estado de México.

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El Toyota Yaris del atacante

“Iba circulando en mi bicicleta por el carril contiguo al segundo carril -porque el primer carril aquí en el Estado de México, sólo es usado por los automovilistas para estacionar sus unidades-, pero al llegar casi a la intersección con Av. de los Cipreses, estaba en ese carril estacionado un Toyota Yaris con el conductor abordo.

Mientras circulaba en mi bicicleta por dicho carril, una patrulla me rebasó muy cerca y comenzó sin dar ninguna señal a incorporarse en el carril por el que yo transitaba, para evitar que me atropellaran, yo me cargo a mi lado derecho, en donde están los coches en doble fila estacionados, y sin querer rozo con mi codo el espejo retrovisor del Toyota que estaba estacionado en doble fila y  le tiro la tapa del espejo.

No me paré inmediatamente porque estaba justo en la intersección y era peligroso quedarse ahí parado, intenté llegar a la esquina de la calle, pero el automovilista ya venía sobre mí directo a embestirme, acto que evite haciéndome a un lado.

El conductor del automóvil gritándome me amenazó diciendo que si me movía “me aplastaría con su coche”. Yo le contesté que se tranquilizara que mi intención sólo era hacerme a un lado y ver cuál había sido el daño, que no intentaba huir.

Una vez que estuve completamente detenido a un lado de la avenida, llamé al C4 (Centro de Comando, Control, Comunicación y Cómputo), porque aquí en el Estado de México es más rápido que te contesten si hablas a los módulos del C4, que al 911; el conductor también hizo una llamada a alguien que yo en ese momento no supe quién era y le dijo: “Oye, tuve un percance con un ciclista, así que tráete algo porque va a haber problemas”.

La verdad es que en cuanto oí eso, me puse nervioso y pensé en irme, pero no había forma, pues el automovilista cerraba el espacio en la calle por donde yo podría haber avanzado. Se me acerca el conductor muy agresivo y comenzó a tirarme de golpes. Yo saqué un gas pimienta que traía conmigo y le apunté para que retrocediera y dejara de golpearme.

El automovilista retrocedió, y sin esperarlo, por detrás de mí, llegó un automóvil rojo en sentido contrario y se bajó el conductor con un martillo en la mano, volteé y apunté con mi gas pimienta a la persona con el martillo -que resultó ser hijo del señor del Yaris-, y en eso, el otro conductor, me agarro por atrás. Forcejeamos, y entre los dos me tiraron al suelo, me sometieron y me quitaron el gas pimienta, después de algunos golpes y de quitarme los goggles que llevaba puestos, me vaciaron el gas pimienta en un ojo y continuaron golpeándome en la cara y cuerpo. Unas personas que pasaban por ahí en su moto me ayudaron a quitármelos de encima, y cuando me incorporé estaba llegando la policía”, narra Adrián López.

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El atacante con el gas pimienta y policía

De acuerdo a la narración de Adrián López, a bordo del vehículo policiaco que llegó a la escena iban dos oficiales municipales y dos estatales. La policía interviene y pregunta a los implicados ¿qué es lo que había pasado?

“Acto seguido, Pedro González Albarrán chofer del Toyota Yaris con placas H01-AEK, que presumiblemente trabaja como Uber, le dice a uno de los oficiales que yo los había amenazado a él y a su hijo (Jonathan Pedro González Ramírez) con que tenía influencias, cosa que es totalmente mentira. La policía en ese momento me dice que me suba a la patrulla y que vayamos a levantar un acta por los hechos ocurridos.

Yo les digo que no me quiero subir a la patrulla y que puedo ir por mis propios medios al Ministerio Público. Los policías insisten y me suben a la patrulla; nunca me brindaron apoyo médico ni ayuda alguna, es más, en la patrulla nunca me preguntaron a mí qué es lo que había pasado, ni me dijeron que iba en calidad de detenido.

Una vez en el Ministerio Público, me incomunican, me esposaron de pies y manos y me meten a las galeras sin decirme por qué se me trataba de esa forma o si se me acusaba de algo. Pasó algún tiempo y se me informó que estaba en calidad de imputado por portación de arma ilegal, haciendo referencia a que yo llevaba el gas pimienta, pero que en realidad cuando los policías llegaron a lugar de los hechos el gas pimienta lo tenía en su posesión Pedro González Albarrán.

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Otro de los atacantes de Adrián.

Me turnan al médico legista y el médico me dice que necesito a un oftalmólogo, que él no me podía brindar ayuda médica porque no tenía el material para lavar mi ojo. Me regresan a las galeras, y ahí estaban en la misma galera Pedro González Albarrán y su hijo Jonathan Pedro González Ramírez, los dos automovilistas que me atacaron, se me quedan viendo y ofrecen 1,500 pesos para que alguno de los detenidos con los que compartimos la galera me golpeara, pero afortunadamente ninguno aceptó el dinero para golpearme.

Seguí detenido por más de 12 horas sin que se me levantaran cargos. Para ese momento mis padres ya habían llegado al Ministerio Público y tuvimos que contratar un abogado porque no me asignaron uno de oficio como lo estipula ley. Mi abogado me dice que me reserve mi declaración para cuando comparezcamos ante un juez, y nos dan de fecha el 7 de marzo para presentarme a declarar en una audiencia.

Ya con fecha para audiencia me permiten salir de las galeras y me voy a mi casa a curar mi ojo. Espero a la fecha de la audiencia, me presento a ella, pero me informaron que el Juez no tenía pruebas de que yo portaba el gas pimienta, porque además quienes lo utilizaron fueron los automovilistas que me atacaron y en la carpeta de investigación constaba que el único que presentaba golpes y evidencia de haber sido atacado con el gas era yo, y entonces que se suspendía la audiencia. Además de que ni Pedro González Albarrán ni Jonathan Pedro González Ramírez, se presentaron a la audiencia a declarar”, refiere Adrián López.

Antes de haber sido atacado, Adrián pedaleaba su bicicleta por el mismo lugar todos los días. Son escasos 7 kilómetros los que López recorría en su bicicleta para llegar a su consultorio en donde atiende a sus pacientes. Pero su caso no es aislado, la violencia vial está a la alza y entre sus víctimas hay muchos ciclistas que sufren no sólo la falta de infraestructura para circular seguros, sino también la violencia vial y el desdén de las autoridades que sin hacer una investigación de lo ocurrido, generalmente culpan a los ciclistas de los ataques que éstos sufren.

El mensaje que dan las autoridades es sencillo y contundente: si los ciclistas no estorban a los automóviles, posiblemente seguirán con vida. Si mueren o son atacados es su culpa.

 

Las imágenes nos fueron proporcionadas por Adrián López.

Foto de portada: archivo